La falacia de las Open Office




Aunque el tema de la oficinas de espacio abierto lleve discutiéndose hace años, Enrique Dans comenzó el año recordándonoslo con una entrada cuyo título me apropio. Mis reflexiones a continuación sobre este tipo de oficinas son exclusivamente en en el ámbito de desarrollo de software.

Llevo unos años trabajando en una de estas oficinas y aunque no sea un espacio tan grande como el que sale en la foto (¡el horror!), no me gustan. La único que se me ocurre para justificar su existencia es que ahorren costes a las empresas. Aún así, las empresas deberían tener en cuenta que sus trabajadores van a producir menos. ¡Que saquen las cuentas! Como trabajador ¡no veo ventaja alguna!

El problema está en las distracciones, visuales y sonoras. El tener que esforzarnos para poder concentrarnos en nuestro trabajo repercute en nuestro rendimiento y salud incluso. Si estamos de espaldas al espacio abierto existe un estrés innato a que nos "ataquen" o a que nos estén vigilando, y si tenemos la suerte de tener cubiertas las espaldas (mi caso) entonces veremos cosas moverse por delante en nuestra visión periférica. Pero lo más normal es que los trabajadores estén situados en la parte central cumpliéndose ambos casos. Los cubículos ayudan a eliminar la mayoría de distracciones visuales, aunque luego también tienen sus propios inconvenientes. las sonoras como ese "sonido a espacio abierto", que personalmente me impide trabajar plenamente concentrado, o cualquier sonido de cualquier cosa que pase en cualquier sitio de tan vasto espacio.

Creo que el tamaño perfecto sería el de un grupo o subgrupo de trabajadores que estén en un proyecto actual de digamos unas ocho personas. Las personas que no estén relacionadas no tienen por qué verse ¡para eso está la cocina y la hora del café! Hay grupos mayores y menores, pero creo que ocho es un buen tamaño de corte, puede que incluso sea demasiado grande. No necesitamos escuchar las reuniones de los demás grupos, ni escuchar al limpiaventanas pasar por cada una de las ventanas de oficina, o al técnico del aire acondicionado cambiar todos los filtros de cada cacharro. Y desde luego, no tenemos que enterarnos de cuando llaman por teléfono a cualquiera. Y por si lo estaban pensando, igual no quiero escuchar música y ponerme cascos pues me distrae igual.

Un espacio más pequeño tendría ventajas añadidas como servir como minisala de reuniones, con pizarra o sitio para colgar scrum boards. Los trabajadores que estén en varios proyectos a la vez podrían moverse a la hora de reunirse, y ser llamados a las otras mini-oficinas mediante teléfono, o mejor, chat.

En esencia, veo que este tipo de oficinas sólo existen para ahorrar costes, algo que me recuerda mucho a las granjas de pollos en batería.







1 comentario:

  1. Eh! Yo también trabajo en una oficina como esa. Si te fijas bien casi se me puede ver al fondo de la imagen.

    Es broma. Blog apuntado al feedly para seguirte desde ahora!

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